
Actitud y Coherencia, binomio ganador para Transformar
ACTITUD Y COHERENCIA, UN BINOMIO GANADOR A LA HORA DE TRANSFORMAR PERSONAS Y ORGANIZACIONES
Me gusta el ejemplo de montar en bicicleta para entender el escenario que nos toca vivir, y en el que hemos de aceptar una estabilidad dinámica, es decir, en la normalidad se incluyen cambios y transformación (prueba a quedarte parado encima de la bici). Hay que aceptarlo, guste más o guste menos, y prepararse para el mismo, pese a que desde la escuela y luego ya a nivel profesional siempre nos han formado más en habilidades de acción que de emociones, y me temo que en la estabilidad dinámica prima lo segundo.
Las emociones mandan y, por ejemplo, uno de los principales momentos wow que puede tener un empleado es cuando la empresa se preocupa por sus problemas o malos momentos personales. Igualmente un típico momento “ploff” es cuando conoces a tu jefe y te deja bien claro lo que hay y lo que puedes esperar. También las emociones evolucionan, y no precisamente a favor de las organizaciones, pasando de la ilusión del novato, al bajón tras 10 años de trabajo y a una disyuntiva a partir de que se cumplen los 45: estoy bien y me sigo esforzando o de aquí ya no paso y me dejo ir ….
Actitud a las personas y Coherencia a las empresas
Eso es lo que estoy convencido hay que pedir como base de mínimos a cada una de las partes, para abordar buenos procesos de transformación. En Aeía es nuestro único requisito para ponernos en marcha.
Una vez escuché que ser millenials es una cuestión de actitud, más allá de la edad de cada uno. Cierto, como lo es que nunca vas a encontrar el trabajo perfecto y mejor que trabajes en ser arquitecto de tu felicidad en el puesto en que estés.
No se trata de pedir a las personas que sean conformistas, ni de rebajar la demanda de derechos laborales, se trata de entender que muchas de las respuestas y soluciones están en nuestras manos, en la actitud con la que afrontamos cada situación, y por ello es algo que nos debemos exigir en estos tiempos complejos de cambios y transformación.
A las empresas hay que pedirles coherencia, pues nada hace más daño que pedir compromiso y demostrar la falta del mismo. ¿Dónde está la coherencia?
Se habla mucho de la necesidad de tener un propósito que mueva a toda la empresa, y creo sinceramente que es uno de los motores más potentes, pero cuidado con los propósitos que cumplen como eslogan y poco más, por muy buena que sea la música, si el equipo no baila con ella, la fiesta se acaba pronto.
Coherencia también es tener una organización que se sepa reír, ¿acaso no lo hacemos las personas hasta en las situaciones más límite?. La sonrisa es otro de los motores que nos mueven, y tiene la gran ventaja que cuesta exactamente cero euros ¿por qué escatimarla?.
También es coherente demostrar confianza. Así, si estamos demandando actitud e innovación a nuestros equipos para afrontar la necesaria transformación, tendremos que demostrar que como empresa nos atrevemos a desarrollar sus propuestas e invertimos en las mismas.
Si demuestras que la preocupación de la empresa por sus personas es real (y en estos tiempos de pandemia y crisis hay multitud de oportunidades para hacerlo) te ganaras a la gente. Transmitiendo cercanía, transmitiendo seguridad (“tú me cuidas a mí y yo te cuido a ti”, es el mensaje de Simón Cohen, ceo de Henco y referente del capitalismo consciente en latam).
Y es importante no olvidar que toda esta coherencia tan necesaria que debe transmitir la organización hay que sembrarla desde arriba para que pueda ir calando en todas las capas. En estos tiempos el liderar con el ejemplo tiene más importancia que nunca.